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Todo lo que debes saber sobre la correa de distribución
La correa de la distribución es uno de los elementos mecánicos de mayor importancia, debido a su función. La rotura de esta puede significar el fin de la vida de un motor, debido a las graves averías que puede causar. ¿Quieres ahondar en el tema? En Pecafer te contamos más.
A modo de resumen, el propósito de la distribución es la de transmitir el movimiento desde el cigüeñal al árbol de levas, a través de unas ruedas dentadas, para sincronizar los cuatro tiempos del motor, la apertura y el cierre de válvulas de admisión y escape, el encendido y la sincronización en los motores diésel. Es decir, es la directora de orquesta del motor que mantiene la coreografía entre los pistones, el cigüeñal, el árbol de levas y las válvulas.
¿Cuándo cambiar la correa?
En cuanto a tipos de correas existen dos modelos: de hule o tela y de cadena. Las primeras son las que hay que reemplazar cada cierto tiempo, mientras que las de cadena requieren de un menor mantenimiento y su vida útil suele ser la misma que la del motor.
En las primeras, los fabricantes marcan en cada modelo el periodo de cambio, que suele venir acompañado con el cambio de la bomba de agua. Según modelos, este lapso de tiempo está entre los 60.000 y los 120.000 km o entre los 4 y 6 años. Pese a esto, hay que tener en cuenta el uso del vehículo, ya que no es lo mismo circular con este siempre por vías rápidas que por trayectos urbanos.
En el caso de trayectos urbanos o climas extremos, es recomendable adelantar el cambio rebajando entre un 20 o 30% la cifra del fabricante, ya sea de kilometraje o tiempo.
El cambio suele ser de precio elevado, ya que su ubicación obliga a un proceso laborioso a la hora de la sustitución. La media ronda los 400 €, pero, como hemos visto, las consecuencias en caso de rotura por no hacerlo pueden multiplicar por cinco este precio.